1/16/2007

La ciencia progresista y la clonación: el desprecio del hombre individual sacrificado por el hombre colectivo.

Juan Pablo II: “no todo lo que es técnicamente posible es moralmente aceptable. Y si el progreso humano no se encauza se vuelve contra el hombre”. La ingeniería genética, manipulando la vida humana, no es ético sino atentar contra la dignidad humana.

La clonación humana es una monstruosidad



La ingeniería genética es arma de dos filos, y depende de las manos en que se encuentre. Como dijo el Papa Juan Pablo II, “no todo lo que es técnicamente posible es moralmente aceptable. Y si el progreso humano no se encauza se vuelve contra el hombre”. Aplicar la ingeniería genética a la manipulación de la vida humana, no es ético sino un atentado contra la dignidad humana. La vida comienza en el momento de la fusión de los dos gametos, es decir, en la concepción, como afirman eminentes biólogos y médicos. Cada embrión mantiene su propia identidad e individualidad durante todo el desarrollo. Por tanto, el embrión es, desde el primer momento, un individuo humano real, no un individuo humano potencial. ¿Y el Preembrión? No hay tal: la palabra “pre-embrión” se ha inventado para camuflar que el aborto es un asesinato y para la utilización impune de las píldoras abortivas.


Si al óvulo femenino se le implanta un núcleo distinto del suyo, aparece un nuevo individuo humano, de características iguales al donante del núcleo: un nuevo ser humano clonado. La clonación puede ser útil en Zoología o Botánica para mejorar razas animales o especies de plantas. Pero la persona humana no es un animal ni una planta y tiene derecho a tener padre y madre, a no ser un producto de laboratorio como si fuera una cosa. La clonación humana daría la posibilidad de engendrar hombres a la carta, al servicio de los “listos” que los engendran. Sería posible engendrar hombres agresivos para hacerlos terroristas, o fuertes físicamente y débiles mentalmente para poderlos manipular con facilidad para trabajos duros. ¿Acaso no sería una nueva modalidad de esclavitud?


Jesús Domingo Martínez

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