Zaragoza: por un transporte racional, deja pasar este tranvía
En alguno de mis artículos he comentado la alegría que los ciudadanos de Zaragoza experimentaron cuando los tranvías desaparecieron de nuestras calles. Salvo la nostalgia que pueda hacernos sentir,
aquel tranvía no resultaba un medio de transporte urbano adecuado a las necesidades de una ciudad en crecimiento. Como tampoco hoy resulta lógico mantener una caótica red de autobuses, con líneas que se superponen sin razón, o que acaban por atravesar como cuchillos el eje Plaza de España- Plaza Paraíso.
Pero hay más. Lo que hoy, y pensando en el futuro, necesita Zaragoza no es un tranvía que circule en superficie, asaltando a los peatones, ciclistas y motoristas, u ocupando carriles antes destinados a los automóviles, y convirténdose en una cicatriz imposible de enmascarar o salvar.
¡NO!
Lo que Zaragoza necesita es un adecuado planeamiento del transporte público, echando abajo la actual estructura que adopta la red de TUZSA, e implantando un sistema tipo malla o tela de araña, reticulado, en el que se tengan en cuenta conceptos como la intermodalidad, el aumento de las distancias entre paradas, la no superposición de las mismas y de líneas, etc...
Y un metro. Como todas las ciudades que se precien de serlo.
Y cabeza, señores, mucha cabeza, para no incrementar el problema de movilidad tan acuciante que sufre esta ciudad, de planeamiento errático, como por estertores, en la que circular se hace cada día más difícil, más peligroso, más insatisfactorio, y conlleva una mayor pérdida de tiempo, un mayor consumo de energía (y de combustibles fósiles).
Aunque para las arcas municipales este problema es una bendición, pues constituye la base sustentadora de su economía, la principal fuente de ingresos gracias a emplear, cada vez con mayor autocomplacencia, con menor autocrítica, a la policía local como mero instrumento recaudador, por lo que ha perdido puntos ante el ciudadano(el otro día pude ser testigo de cómo unos desgraciados transportistas sudaban la gota y sufrían ansiosos la mirada de los agentes, mientras descargaban en Conde Aranda su comercial carga. Y este es el pan nuestro de cada día: tráfico caótico, instalación de radares donde son innecesarios, agentes multando a esforzados trabajadores que no pueden hacer otra cosa, para surtir de mercancía a los comercios, que aparcar en doble fila o sobre las aceras).
Este tranvía hay que dejarlo pasar, aunque tal vez ya no haya tiempo para ello...
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